Disturbios en la azotea

Esas fotos que se acumulan en cajas cerradas, resacas homicidas, latidos desacompasados, el brillo de unos ojos rompiendo la noche, olor a cerveza, ginebra, sudor y serrín. Imágenes borrosas de un pasado idealizado. Sexo, lágrimas y olvido. Noches en vela con luna y sin luna, comienzos abocados al fracaso y fracasos que huelen a victoria. Caídas y tropezones buscando el equilibrio... Todo esto son 'Disturbios en la azotea'. Todas las historias que nacen desde el interior y por las que cualquier sujeto sanamente perturbado pasa. Imágenes cotidianas que no buscan otra cosa que ser reconocidas como un viejo amigo que aparece al doblar una esquina. En definitiva, la vida.

Nacido el 21 de marzo de 1987 y crecido en las calles con olor a rock de la Txantrea, Íñigo Pimoulier empezó a devorar libros antes que a afeitarse. Ahora que tampoco se afeita, sigue deleitándose buceando en tinta. Gusta de compartir tragos con Bukowski, Ángel González, Kerouak, Kutxi Romero o Pedro Juan Gutiérrez. En la vorágine adolescente empezó a manchar papeles con letra poco clara y siguiendo las voces de los arriba citados y poco a poco fue encontrando un camino que desemboca en este primer catálogo de pedradas. Esperemos que la cabra siga tirando al monte y pueda seguir apedreando campanarios.