La casa de los geckos

La casa de los geckos, primera incursión del artista panameño Jhafis Quintero en los registros de la escritura literaria, es una extensión de diversas preocupaciones que ha ido inscribiendo en su obra visual a lo largo de los años: la precariedad, la ilegalidad, la masculinidad, la violencia, la soledad, la salvación a través del arte. En su paso hacia la materialidad de la narración, el artista optó por el gesto autoficcional para componer de forma realista, a veces quizá hiperrealistamente, el bildungsroman de un joven Jhafis que, a pesar de todo, se convierte en artista.

Cuando Jhafis nació, lo hizo de golpe y sin ninguna dificultad. El sistema de salud lo extrajo del vientre materno el martes 1° de marzo del 73. Escupió lo que le quedaba de líquido amniótico en los pulmones y respiró su primera bocanada de aire contaminado. Durante su vida se ha encontrado con otros muchos sistemas; especialmente, con el sistema de justicia que, a los 19 años de edad, y mediante una sentencia de diez años, lo redujo a los términos más concisos de la naturaleza. En prisión se topó con el arte -un sustituto natural del crimen- gracias al Proyecto Al Margen, de Haru Wells y su pasión por la vida. Hoy vive en Verona, Italia. Representó a Panamá en la 55° Bienal de Venecia. Luego, ha expuesto sus trabajos artísticos en Latinoamérica, Asia y Europa (sin daños a terceros). Su trabajo artístico y literario tiene que ver con su biografía, no como un recuerdo lamentable y triste, sino como una experiencia antropológica en primera fila: tuvo la oportunidad de conocer a una gran variedad de seres humanos en un espacio verdaderamente reducido. Cuando le preguntan qué estudios cursó, siempre responde lo mismo: 'Me gradué en la universidad de la vida'.