Una novela épica, una épica anónima, Una semana en la revolución, que todo lo cambia, que transforma en héroes a jóvenes anónimos que maduran en la lucha. Difícil encontrar mejor testimonio de lo que fue para toda una generación el comunismo de guerra, la guerra civil, la construcción del poder proletario. No se puede entender, cabalmente, la historia de la URSS hasta el ascenso de Stalin, sin comprender esto.

Iuri Libedinski, ucraniano, nació en Odessa en 1898. A los veinte años, participó en el ejército y comenzó a escribir en la prensa. Trabajó como tornero, sin dejar de escribir. En 1922, publicó Una semana, que va a merecer una reseña muy elogiosa de Bujarin. En 1928 fue parte de la lucha de facciones que caracterizó al campo intelectual de la revolución cultural, formando parte de la RAPP. Mal parado frente al ascenso de Stalin, logró escapar a los arrestos de 1936 gracias a Fadeiev, pero resultó prohibido y expulsado del partido en 1937, al que volvió en 1939. Corresponsal en el frente y gravemente herido en Stalingrado, muere en 1959 de un ataque cardíaco.